Ven Sígueme Proverbios 1–31; Eclesiastés 1–12 | El temor de Jehová es el principio de la sabiduría
Ven Sígueme Proverbios 1–31; Eclesiastés 1–12 | El temor de Jehová es el principio de la sabiduría
La trivia además vendrá muy buena, como cada sábado.
El libro de Proverbios
El libro de Proverbios contiene muchas declaraciones breves pero sabias acerca de cómo vivir una vida piadosa y abarca casi cada aspecto de la vida humana. Los proverbios se centran tanto en los caprichos de la naturaleza humana como en la conducta básica de la persona justa y en la relación debida del hombre con Dios. Como los proverbios tratan temas tan variados, un versículo de Proverbios a menudo no tiene relación con los versículos anteriores o posteriores; sin embargo, los lectores pueden encontrar dentro de Proverbios muchos pasajes que son sencillos, humorísticos, profundos y hermosos.
Parte del libro se le atribuye a “Salomón hijo de David, rey de Israel” (véase Proverbios 1:1; 10:1; 25:1; véase también 1 Reyes 4:32). Sin embargo, aunque a Salomón se le considere el autor de muchos de los proverbios, es mejor pensar en el libro de Proverbios como una biblioteca de la sabiduría de los israelitas.
No se sabe exactamente cuándo ni dónde se escribió el libro de Proverbios, pero se cree que la compilación inicial de Proverbios se llevó a cabo durante el gobierno del rey Salomón en Jerusalén, entre 1015 y 975 a. de J.C. Es probable que muchos de los proverbios vinieran de las tradiciones orales que existían antes del tiempo de Salomón. Además, algunos proverbios se agregaron después del tiempo de Salomón: los capítulos 25–29 se añadieron en los días del rey Ezequías de Judá (véase Proverbios 25:1). No se sabe cuándo el libro cobró su forma final.
El Libro de Eclesiastés
El nombre Eclesiastés es una traducción de la palabra hebrea koheleth, que significa “quien convoca una asamblea” o simplemente un predicador (véase Bible Dictionary, “Ecclesiastes”). No se sabe mucho acerca del autor. En todo el libro, este presenta una serie de preguntas en busca del propósito de la vida. Sus preguntas y conclusiones subsiguientes ilustran su propia búsqueda para comprender por qué estamos aquí en la Tierra. Como lo mencionó una hermana en nuestra clase de video, pareciera ser que Eclesiastés está puesto después de Proverbios para ejemplificar a alguien que aprendió imprtantes refranes del Evangelio pero que los pone en duda en su aplicación, mostrando que no todo es tan sencillo en la vida. Pero no por eso se trata de un libro depresivo, sino más bien se enfoca en el propósito que contiene los últimos dos versículos en su último capítulo:
13 El fin de todo este asunto que has oído es este: Teme a Dios y guarda sus mandamientos, porque esto es el todo del hombre.
14 Porque Dios traerá toda obra a juicio, junto con toda cosa oculta, buena o mala (Eclesiastés 12).
A lo largo del libro, el Predicador presenta preguntas y declaraciones con las cuales muchos pueden sentirse inclinados a estar de acuerdo, pero después las ayuda a ver cuánto propósito y significado podemos recibir en la vida cuando procuramos vivir de acuerdo con la voluntad de Dios.
Resumen de refranes y enseñanzas relevantes
El libro de Proverbios se escribió en forma de poesía, y en él se emplean muchas de las técnicas comunes de la poesía hebrea —imágenes vívidas, paralelismo y otros recursos literarios— para guiar al lector en la búsqueda de la sabiduría.
Proverbios 1–9 Estos proverbios contienen una invitación poética al lector de procurar y adquirir la verdadera sabiduría. Exponen la naturaleza del conocimiento, del significado de la vida y de la ruta del éxito.
Proverbios 10–24 Estos proverbios constan de muchos dichos cortos acerca de la forma correcta e incorrecta de vivir. Ofrecen consejos prácticos acerca de la vida familiar, del control de la ira, de los peligros del orgullo y de varios temas más.
Proverbios 25–29 Estos proverbios tratan el liderazgo justo, el deber del pueblo de ayudar al pobre y el valor de la sabiduría en la vida diaria.
Proverbios 30-31 El libro termina con las palabras de Agur y del rey Lemuel. Agur le advierte al lector que “toda palabra de Dios es pura” (Proverbios 30:5), y habla de los peligros de la hipocresía. El rey Lemuel recita las palabras de su madre que le advierten contra la bebida fuerte. Una mujer virtuosa es más valiosa que las riquezas del mundo; ella venera a Jehová y es diligente, generosa, sabia y amable.
Ahora en un plano de acción de los grandes consejos, Eclesiastés se enfoca en conclusiones luego de una experiencia personal en la que declara sus testimonios de que todo es vanidad, que hay tiempo para todo, que sólo Dios juzga finalmente, y que el hombre no se lleva nada pasajero de esta vida.
Eclesiastés 1–2 El Predicador concluye que todo en esta vida es vanidad o efímero y no durará. Para apoyar esa conclusión, comparte varios esfuerzos que hizo para encontrar significado y propósito en la vida. Procuró la frivolidad y el placer, edificó grandes obras (2:4), y obtuvo riquezas, pero descubrió que nada de eso le satisfacía.
Eclesiastés 3 El Predicador explica que a todos nos suceden cosas buenas y malas. Las obras de los hombres no perduran. Las obras de Dios, sin embargo, son eternas.
Eclesiastés 4–8 El Predicador enseña que aunque esta vida es temporal y todos moriremos algún día, hay cosas que podemos hacer para encontrar satisfacción en esta vida. También menciona cosas que seguramente llevarán a una vida insatisfecha, entre ellas el oprimir a los demás, acumular riquezas sólo para tener más que los demás, y no procurar la sabiduría.
Eclesiastés 9–10 El Predicador asegura que ambos, tanto los malvados como los justos, experimentarán la tragedia. Todos tenemos una cantidad limitada de tiempo en esta Tierra y nos beneficiaremos mucho más por obtener sabiduría que por ganar riquezas o poder.
Eclesiastés 11–12 El Predicador concluye que a diferencia de la mayoría de las cosas en la vida, la obediencia a los mandamientos de Dios es de importancia duradera porque un día moriremos, nuestro espíritu volverá a Dios y Él nos juzgará de acuerdo con la forma en que vivimos durante nuestra vida mortal.
Las 4 grandes escrituras que elegí en esta clase para no dejar pasar
Proverbios 3
5 Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia.
6 Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas.
7 No seas sabio en tu propia opinión; teme a Jehová y apártate del mal
De esta forma se inicia esta poderosa enseñanza también comprendida a lo largo del libro, relacionada a la senda de nuestros pies (4:26), a escoger por dónde caminamos y en quién confiamos. También hace el perfecto constraste entre ser sabio a nuestro juicio, o ser sabio según lo que pide el Señor, con la sabiduría verdadera, que es conocer y entender para vivir (2:1-7).
Proverbios 31
10 Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su valor sobrepasa grandemente al de las piedras preciosas.
28 Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada, y su marido también la alaba.
29 Muchas mujeres han hecho el bien, mas tú las sobrepasas a todas.
30 Engañosa es la gracia y vana la hermosura; la mujer que teme a Jehová, esa será alabada.
Se cierra este hermoso libro con esta oda a la mujer virtuosa, y entre estos versículos se destaca a aquella mujer trabajadora, generosa, preocupada y emprendedora, entre otras virtudes que son las que la transforman en realmente valer mucho más que las piedras preciosas.
Eclesiastés 1
17 Y dediqué mi corazón a conocer la sabiduría y a conocer las locuras y los desvaríos; supe que aun esto era aflicción de espíritu.
18 Porque en la mucha sabiduría hay mucha angustia; y quien añade conocimiento, añade dolor.
¿Qué querrá decir con que el conocimiento también añade dolor? Claramente se nos ha enseñado que es deseable adquirir conocimiento, por lo que seguramente el Predicador está hablando de que a medida que más cosas entendemos y vivimos, nuestra visión crece, por lo que el Señor nos requiere más. En ese sentido, si pecamos el dolor aún es más profundo, que para quienes pecan con poco o nulo conocimiento. Sugiero complementar con Doctrina y Convenios 82:3. Además tal como se lee en Santiago 3:13-17, la sabiduría de Dios es pura y da buenos frutos, pero cuando somos sabios a nuestro parecer, podemos caer en orgullo, contención y perversidad, lo cual nos conduce a un dolor mayor también.
Eclesiastés 3
1 Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora
11 Todo lo hizo hermoso en su tiempo. También ha puesto lo eterno en el corazón de ellos, sin lo cual el hombre no alcanza a percibir la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin (Ecles. 3).
Dentro de los ejemplos que da el autor se destacan el tiempo para amar, el tiempo de llorar, tiempo de reír, tiempo de curar, tiempo de callar, tiempo de paz, entre otros. Una sabia enseñanza que nos recuerda que muchas veces el principio de la paciencia debe ser nuestro controlador.
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