Resumen de la clase
Luego de que el Salvador fue bautizado, fue al desierto para estar con Dios. Satanás lo tentó, pero Él no fue tentado (resistió las tentaciones).
Cuando Simón Pedro, Andrés, Santiago y Juan milagrosamente capturaron “[una gran] cantidad de peces” después de que el Salvador los invitara a “echa[r] [sus] redes” (Lucas 5:4, 6), obtuvieron una idea de lo que podían lograr con la ayuda del Salvador. Luego, estos pescadores optaron por dejarlo todo para seguir a Jesucristo.
Cosas que aprendemos de la TJS (Mt. 4:1, 5-6, 8-9; Lc. 4:2, 5-11)
Sabemos que el profeta fue inspirado en su traducción de la Biblia. Él nos trajo mucha luz sobre temas que podrían causar alguna confusión. Recomiendo que se estudie cada pasaje de la Biblia acompañado de su correspondiente versión inspirada. A continuación presento un resumen de las enseñanzas vertidas por José en Mateo 4:
El propósito de que el Espíritu llevara a Jesús a ayunar al desierto no era ser tentado, sino estar con Dios (Mt. 4:1; TJS Mt. 4:1)
El Espíritu llevaba a Jesús a los distintos lugares, no Satanás (Mt. 4:5, 8; TJS Mt. 4:1, 5, 8)
Los ángeles sirvientes eran para Juan no para Jesús (Mt. 4:11; TJS Mt. 4:11)
Jesús agregó a su llamado la realidad de su venida anteriormente profetizada (Mt. 4:19; TJS Mt. 4:18)
Jesús sanó a personas de entre los que creyeron en Su nombre (Mt. 4:23; TJS Mt. 4:22)
El categórico rechazo a la tentación
Jesús fue un ejemplo perfecto de decir no a la tentación. Luego de las grandilocuentes ofertas del diablo, se lee la respuesta de Jesús:
Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás y a él solamente servirás (Mt. 4:10).
El élder Kelly R. Johnson, de los Setenta, una vez nos acercó a algunas claves para llegar a este nivel de rechazo a lo tentador:
Por medio de la preparación, el Salvador creció en poder y fue capaz de resistir todas las tentaciones de Satanás. Al seguir el ejemplo del Salvador y prepararnos mediante el estudio de la palabra de Dios y al profundizar nuestra fe, también podremos recurrir al poder de Dios para resistir las tentaciones. (Kelly R. Johnson, “Poder duradero”, Liahona, noviembre de 2020, pág. 113)
Él mencionó las escrituras y la profundización de la fe. Sin duda que ustedes tendrán aún más ideas de herramientas que nos ayuden a estar preparados para enfrentar el mal.
Redes, barca y padre (Mt. 4:20-21; Lc. 5:4-11)
Estos conceptos son mencionados en el breve relato que narra la invitación de Jesús a aquellos primeros discípulos pescadores. Simbolizan por cierto, tanto cosas materiales, como aún cosas importantes, tales como la famila, quedando todo atrás, o en segundo lugar cuando nos encaminamos a seguir a Cristo. No que la familia deba ser necesariamente abandonada, sino que en ningún sentido debiera estar por encima de Dios.
La historia relatada en Lucas 5 es semejante. Luego de no tener éxito pescando, Jesús les invita a hacerlo otra vez. Simón Pedro muestra su fe contrariando a su razón: “por tu palabra echaré la red.”
Aún cuando se consideró un pecador, abandonó todo y le siguió junto a sus compañeros (5:8-11).
¿Cristo puede ser tentado?
Rotundamente no. En Lucas 4 leemos: “[Jesús] era tentado por el diablo”. No obstante, en la traducción de José Smith se lee: “Y al cabo de cuarenta días, el diablo vino a él, para tentarle”. Es muy distinto asumir que Jesús fue tentado, a que el diablo venía para tentarle.
Conviene destacar la enseñanza de Santiago:
Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios, porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie (Santiago 1:13).
Ni el diablo, ni demonios, ni doctores de la ley
Resulta interesante destacar que tanto durante el ayuno como después:
El diablo no pudo tentarlo (Lc. 4:13).
Los demonios no pudieron. Incluso testificaron de Él (Lc. 4:41).
Los maestros y líderes de la sinagoga no pudieron despeñarle (Lc. 4:29-30).
Milagros por fe
La historia del paralítico, de Lucas 5, que fue ayudado por algunos de forma creativa y persistente, a pesar de la gran multitud, nos trae dos grandes principios:
La necesidad de dar pasos de fe, aunque cuesten o parezcan rídiculos, ilógicos o inoportunos.
Jesús “al ver la fe de ellos” (5:20), los hombres que le ayudaban, le sanó. Esto quiere decir que muchas veces veremos que hay personas con capacidad limitada por alguna circunstancia, y que de todas maneras pueden ser bendecidos por el ejercicio de fe de otra persona, generalmente cercana, de su familia o de sus amigos. Esto es un principio muy poderoso y que demuestra la gran misericordia de Cristo.
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