Juan 2–4 | Os es necesario nacer de nuevo
ClaseVenSigueme.com Clase Ven Sígueme complementaria
Resumen de la clase
Jesús convirtió el agua en vino en una fiesta de bodas. Este fue el primer milagro registrado que efectuó durante Su ministerio terrenal.
Tal como se registró en Juan 3, Jesús le enseñó a Nicodemo acerca de Su sacrificio expiatorio cuando dijo que “el Hijo del Hombre se[ría] levantado, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:14–15). El presidente Russell M. Nelson enseñó: “Cuando dedicamos tiempo a aprender sobre el Salvador y Su sacrificio expiatorio, sentimos el deseo de participar en [un] elemento clave para tener acceso a Su poder: elegimos tener fe en Él y seguirlo” (“Cómo obtener el poder de Jesucristo en nuestra vida”, Liahona, mayo de 2017, pág. 40).
En su camino hacia Galilea, Jesús le enseñó a una mujer samaritana junto a un pozo acerca del “agua viva” que Él ofrece. Ella llegó a saber por sí misma que Jesús era el Cristo.
¿Qué aprendemos del suceso de las bodas de Caná?
El aprecio de Cristo por la mujer, en especial, su madre (TJS Juan 2:4).
Un ejemplo de lo que podía hacer con la materia, algo mínimo comparado a la misma creación.
La conversión de agua a vino como símbolo de una vida corruptible a una incorruptible mediante la expiación.
Respecto de este último punto, en el primer siglo, la mayoría de los rituales y ordenanzas del templo se realizaban con vasijas de piedra (Juan 2:6) porque se creía que, a diferencia de la cerámica o la arcilla, una vasija de piedra no podía volverse impura.
Si Cristo es el vaso puro y nosotros somos el agua que se entrega totalmente a Él. Entonces, la transformación que tiene lugar parece ser un símbolo de cómo podemos convertirnos en nuevas criaturas mediante Su expiación. O, como dijo el élder Bateman:
“El poder de convertir el agua en vino puede ser paralelo al poder de la expiación de Cristo para transformar a hombres y mujeres de seres mortales a inmortales, para transformar cuerpos corruptibles en incorruptibles, para crear una conexión inseparable entre el cuerpo y el espíritu en la Resurrección” (véase 1 Corintios 15: 42-44; DyC 93: 33-34).
¿Iba en contra de los mandamientos beber vino en la época de la Biblia?
Hay muchas referencias en la Biblia en cuanto a los males de la embriaguez y las bebidas fuertes (por ejemplo, véanse Proverbios 23:20–21 ; Isaías 5:11–12 ; Efesios 5:18). Esos versículos no prohíben específicamente el uso del alcohol, pero sí condenan su uso excesivo y la embriaguez. En nuestros días, el Señor ha revelado la Palabra de Sabiduría, que sí prohíbe el consumo de bebidas alcohólicas (véase Doctrina y Convenios 89:4–7). Debemos evitar juzgar a las personas de dispensaciones anteriores por los mandamientos que el Señor nos ha dado en la actualidad.
Juan 2:4 ¿Por qué Jesús se refirió a su madre como “mujer”?
El élder James E. Talmage (1862–1933), del Cuórum de los Doce Apóstoles, explicó:
El apelativo “mujer”, dirigido por un hijo a su madre, tal vez suene un poco áspero a nuestros oídos, y aun lo entendamos como señal de falta de respeto; pero el modo en que se usaba era en realidad una expresión de significado opuesto […]. En las últimas y tenebrosas escenas de su vida terrenal, mientras colgaba moribundo sobre la cruz, Cristo vio a María, su madre, llorando, y con toda solicitud la encomendó al cuidado del apóstol amado, Juan, con estas palabras: “Mujer, he ahí tu hijo” [ Juan 19:26 ]. ¿Puede caber en el pensamiento que, en este momento supremo, la preocupación de nuestro Señor por su madre, de la cual la muerte estaba a punto de separarlo, iba acompañada de alguna otra emoción sino las de honor, ternura y amor?
(Véase James E. Talmage, Jesús el Cristo, 1964, págs. 152–153)
Juan 2:5 ¿Por qué es importante hacer “todo lo que [Dios te] diga”?
La frase de María muestra la plena confianza que tenía en el poder de su Hijo.
Cuando nosotros decidimos hacer “todo lo que [Dios] nos diga”, nos comprometemos seriamente a alinear nuestro comportamiento cotidiano con la voluntad de Dios. Actos de fe tan sencillos como estudiar las Escrituras diariamente, ayunar con frecuencia y orar con una intención sincera profundizan cada vez más nuestro pozo de capacidad espiritual para superar las exigencias de la vida mortal. Con el paso del tiempo, los sencillos hábitos de creencia conducen a resultados milagrosos. Transforman nuestra fe de una semillita en un poder dinámico para el bien en nuestra vida […].Cuando confiamos en Él y lo seguimos, nuestra vida, al igual que del agua al vino, se transforma. Llegamos a ser algo más y mejor de lo que habríamos sido de otro modo. Confíen en el Señor y hagan “todo lo que [Él les] diga”.
(L. Whitney Clayton, “Haced todo lo que Él os diga”, Liahona, mayo de 2017, págs. 97–98, 99)
Juan 3:16-17 ¿Cómo puedo acceder al poder que me brinda Jesucristo mediante Su expiación?
El presidente Russell M. Nelson enseñó lo siguiente sobre cómo invitar al poder de Jesucristo a nuestra vida:
Como Santos de los Últimos Días, nos referimos a Su misión como la expiación de Jesucristo, la cual hizo realidad la resurrección para todos y posibilitó la vida eterna para aquellos que se arrepientan de sus pecados, y reciban y cumplan ordenanzas y convenios esenciales […].
… Nuestros convenios nos unen a Él y nos dan poder divino. Como fieles discípulos, nos arrepentimos y lo seguimos a Él hasta las aguas del bautismo. Recorremos el camino de los convenios para recibir otras ordenanzas esenciales […].
Los hombres y las mujeres que guardan sus convenios buscan la manera de conservarse sin mancha del mundo a fin de que nada impida que tengan acceso al poder del Salvador.
(Russell M. Nelson, “Cómo obtener el poder de Jesucristo en nuestra vida”, Liahona, mayo de 2017, págs. 39, 41).
Juan 4:4 ¿Por qué es importante el hecho de que Jesús viajó por Samaria?
Generalmente, los judíos viajaban alrededor de Samaria en vez de atravesarla debido a la hostilidad que existía entre los judíos y los samaritanos. La gran hostilidad se había desarrollado entre los judíos y los samaritanos “porque estos habían apostatado de la religión israelita” (Guía para el Estudio de las Escrituras “ Samaritanos ”, scriptures.ChurchofJesusChrist.org). Sin embargo, Juan señaló que “era menester que [Jesucristo] pasase por Samaria” ( Juan 4:4), lo cual destaca claramente la intención del Salvador en relación con la obra que realizaría allí (dar luces iniciales de que el Evangelio es para todos).
Juan 4:24 ¿Es Dios un espíritu?
Puede que algunas personas se confundan por la declaración de Jesús en Juan 4:24 de que Dios es Espíritu. La Traducción de José Smith de este versículo proporciona una aclaración importante: “Porque a los tales Dios ha prometido su Espíritu” (Traducción de José Smith de Juan 4:26 [en Juan 4:24 , nota a al pie de página]). La revelación moderna también enseña que Dios tiene un cuerpo de carne y huesos (véase Doctrina y Convenios 130:22–23 ; véanse también Génesis 5:1–3 ; Hebreos 1:1–3). De todas formas, el decir que Dios es Espíritu también es cierto, porque efectivamente es espíritu y además corpóreo.
¿De qué manera su interacción con Jesucristo repercutió en la mujer junto al pozo?
La presidenta Bonnie H. Cordon, Presidenta General de las Mujeres Jóvenes, enseñó:
Cristo era compasivamente consciente de [la mujer junto al pozo] y de sus necesidades. Partió del nivel donde ella se encontraba y comenzó a hablar de algo familiar y común. Si Él se hubiera detenido ahí, aquel habría sido un encuentro positivo pero no habría ocasionado que ella fuera a la ciudad a proclamar: “Venid, ved […] ¿No será este el Cristo?” [Juan 4:29]. Gradualmente, a lo largo de la conversación, ella descubrió a Jesucristo y, a pesar de su pasado, se convirtió en un instrumento de luz, iluminando el camino para que otros vieran.
(Bonnie H. Cordon, “De modo que vean”, Liahona, mayo de 2020, pág. 79)
Juan 4:14 ¿Cómo se relaciona el agua viva que Jesucristo ofrece con la Santa Cena?
Mientras servía como Segunda Consejera de la Presidencia General de la Primaria, la hermana Cheryl A. Esplin enseñó:
Nuestra alma herida puede ser sanada y renovada no solo porque el pan y el agua nos recuerdan el sacrificio del Salvador, de Su carne y de Su sangre, sino porque los emblemas también nos recuerdan que Él siempre será nuestro “pan de vida”[ Juan 6:48 ] y “agua viva” [ Juan 4:10 ].
Tras administrar la Santa Cena a los nefitas, Jesús dijo:
“… El que come de este pan, come de mi cuerpo para su alma; y el que bebe de este vino, bebe de mi sangre para su alma; y su alma nunca tendrá hambre ni sed, sino que será llena.
“Y cuando toda la multitud hubo comido y bebido, he aquí, fueron llenos del Espíritu” [ 3 Nefi 20:8–9 ].
Con esas palabras, Cristo nos enseña que el Espíritu sana y renueva nuestra alma. La bendición prometida de la Santa Cena es que “siempre [podremos] tener su Espíritu [con nosotros]” [ Doctrina y Convenios 20:77 ].
(Véase Cheryl A. Esplin, “La Santa Cena: Una renovación para el alma”, Liahona, noviembre de 2014, pág. 13)
Te podría interesar también: ¿Está bien que alguien no bautizado tome la Santa Cena?