2 Nefi 1–2 | Libres para escoger la libertad y la vida eterna, por medio del gran Mediador
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Resumen
Casi al final de su vida, Lehi se dirigió a sus hijos para inspirarlos a guardar los mandamientos de Dios. Les enseñó que el albedrío, o la libertad de escoger, es uno de los mayores dones que Dios nos ha dado. Enseñó a sus hijos acerca de los efectos de la caída de Adán y Eva y que con el Salvador podemos superar todos los desafíos de la vida terrenal. También enseñó que, gracias a Jesucristo, todos somos “libres para escoger la libertad y la vida eterna” o “la cautividad y la muerte” (2 Nefi 2:27).
Principios y doctrinas
En esta clase se habla de varios principios y doctrinas. Un principio del Evangelio es una guía basada en una doctrina dirigido al adecuado ejercicio de albedrío moral. Los principios son subconjuntos o componentes de verdades más completas del Evangelio. Los Principios sirven de guía.
Una doctrina es una verdad de salvación revelada por un amoroso Padre Celestial. Las doctrinas del Evangelio son eternas, inmutables y se relacionan con el progreso eterno y la exaltación de los hijos e hijas de nuestro Padre Celestial... Las doctrinas centrales del Evangelio de Jesucristo son relativamente pocos en número.
Las doctrinas del Evangelio contestan a las preguntas del "¿Por qué?" Por ejemplo, la doctrina del plan de felicidad responde a las preguntas del ¿Por qué estamos aquí en la tierra?, ¿Por qué el matrimonio entre un hombre y una mujer es ordenado por Dios? y ¿Por qué la familia es fundamental en el plan del Creador para el destino eterno de sus hijos?
Encontraremos principios y doctrinas en los primeros capítulos de 2 Nefi. A modo personal, creo que probablemente 2 Nefi 2, es el capítulo con más doctrina de todas las escrituras. Destaca también 2 Nefi 9, algunos en Alma, algunas secciones de DyC y algunos capítulos de la Biblia.
2 Nefi 1:13, 23. ¿Qué son las “cadenas” a las que se refiere Lehi?
El Salvador enseñó: todo aquel que comete pecado, esclavo es del pecado. (Jn 8:34). Cuando un hombre endurece su corazón y peca, Satanás lo envuelve suave y silenciosamente en sus cadenas del infierno (Alma 12: 10-11) Satanás espera en anticipación ansiosa por cualquier oportunidad de sujetarnos con su gran cadena. Moisés vio a Satanás; y este tenía en su mano una cadena grande que cubrió de obscuridad toda la faz de la tierra; y miró hacia arriba, y se rió, y sus ángeles se alegraron. (Moisés 7:26) Estas cadenas tiran de la persona hacia abajo en el golfo eterno y permanecen fuertemente unidas a las persona en el infierno, o prisión de los espíritus, el resto quedó en cadenas de tinieblas hasta el juicio del gran día (Moisés 7:57).
El élder Carlos E. Asay dijo:
"Sacudirse de las espantosas cadenas que os tienen atados indica la necesidad de superar los malos hábitos, incluso los aparentemente pequeños hábitos que se convierten en fuertes" cadenas del infierno. ' " (Ensign, May 1992, p. 41 as taken from Latter-day Commentary on the Book of Mormon compiled by K. Douglas Bassett, p. 83)
2 Nefi 1:9, 20. ¿Qué significa “prosperar”?
Las expresiones “prosperaréis en la tierra” y “desechados de [la] presencia [del Señor]” se presentan como ideas opuestas. Esto indica que prosperar en la tierra se relaciona estrechamente con tener la presencia del Señor con nosotros.
El presidente Dieter F. Uchtdorf, que en aquel entonces era miembro de la Primera Presidencia, describió la prosperidad que experimentamos cuando guardamos los mandamientos:
No, el seguir al Salvador no hará desaparecer todas sus pruebas; sin embargo, hará desaparecer las barreras que hay entre ustedes y la ayuda que su Padre Celestial desea darles. Dios estará con ustedes; Él dirigirá sus pasos; caminará a su lado y hasta los cargará en Sus brazos cuando más lo necesiten (Dieter F. Uchtdorf, “El anhelo de volver a casa”, Liahona, noviembre de 2017, pág. 22).
2 Nefi 2:4. ¿Qué significa que “la salvación es gratuita”?
Decir que “la salvación es gratuita” significa que (1) está a disposición de todos los hijos de Dios libremente y (2) no se puede comprar, intercambiar ni ganar solo con nuestras buenas obras; es el mayor de todos los dones de Dios (2 Nefi 2:4; Doctrina y Convenios 6:13; 14:7). No fue “gratuita” para Cristo, quien tuvo que pagar el precio para satisfacer las demandas de la justicia. No es “gratuita” para nosotros, pues requiere fe y arrepentimiento. Este don está disponible libremente, pero requiere tanto del Salvador como de nuestro esfuerzo por aceptarlo.
“Pablo testificó: ‘Porque así como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos serán vivificados’ (1 Corintios 15:22). En este sentido, todos somos salvos, independientemente de las decisiones que tomemos durante esta vida. Se trata de un don gratuito del Salvador para todos los seres humanos” (Temas del Evangelio, “Salvación”, topics.ChurchofJesusChrist.org).
¿Qué puedo aprender acerca del Salvador y de Su expiación en 2 Nefi 2:6–8?
Redimir significa “[l]iberar, comprar o rescatar, por ejemplo, liberar a una persona de la esclavitud mediante un pago” (Guía para el Estudio de las Escrituras, “Redención, redimido, redimir”, scriptures.ChurchofJesusChrist.org).
En este sentido, la gracia se refiere a la buena voluntad, la bondad, el poder y el amor del Salvador. Él es la personificación de la verdad (véase Juan 14:6) y todos los atributos y el poder de Dios se encuentran en Cristo (véase Colosenses 2:9).
Somos incapaces de ganarnos o merecer la salvación por nosotros mismos porque “todos peca[mos]” (Romanos 3:23; véase también Alma 22:14). Debido a que el Salvador no ha pecado y tiene todo poder, solamente podemos ser salvos por medio de Sus méritos (Su bondad o excelencia).
La gracia y la misericordia son similares y están relacionadas, pero son diferentes en aspectos importantes. Recibir misericordia consiste en no recibir lo que merecemos (el castigo) y recibir gracia consiste en recibir lo que no merecemos (las bendiciones). Por lo tanto, el sacrificio del Salvador nos ayuda a evitar el castigo merecido del pecado y también nos permite recibir dones que no merecemos.
2 Nefi 2:11 | La oposición es un aspecto necesario del albedrío
El del élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles:
Los hijos premortales de Dios no podían llegar a ser como Él […] a menos que obtuvieran […] experiencia en un ámbito donde estuvieran presentes tanto el bien como el mal […].
Deseábamos tener la oportunidad de […] confrontar el bien y el mal, y ser lo suficientemente fuertes como para escoger el bien (Jeffrey R. Holland, Christ and the New Covenant: The Messianic Message of the Book of Mormon, 1997, págs. 200, 204).
¿Cómo deberíamos sentirnos en cuanto al hecho de que Eva participara del fruto?
El presidente Dallin H. Oaks, de la Primera Presidencia, declaró:
Hay cristianos que […] condenan [a Eva] por su acción, dando por sentado que ella y todas sus hijas han quedado un tanto manchadas por lo que hizo. Los Santos de los Últimos Días no pensamos así. Con el conocimiento que nos da la revelación, celebramos el acto de Eva y honramos la sabiduría y el valor que demostró en ese gran episodio que llamamos la Caída (Dallin H. Oaks, “El gran plan de salvación”, Liahona, enero de 1994, pág. 85).
Propósito del hombre
¿Cómo podemos encontrar gozo en un mundo atribulado?
El presidente M. Russell Ballard, del Cuórum de los Doce Apóstoles, indicó:
El profeta Lehi enseñó: “… existen los hombres [y las mujeres] para que tengan gozo” [2 Nefi 2:25]. Hay muchas razones por las cuales es posible que la paz, el gozo y la felicidad nos eludan en esta vida; entre ellas la pobreza, las guerras, los desastres naturales y los reveses inesperados en el empleo, la salud y las relaciones familiares.
Aunque no podemos controlar muchas de esas fuerzas externas que afectan nuestra vida aquí en la tierra, al esforzarnos por llegar a ser discípulos fieles del Señor Jesucristo podemos hallar paz, gozo y felicidad, a pesar de las dificultades mundanas que giran a nuestro alrededor […].
Hermanos y hermanas, den lo mejor de ustedes día tras día y, antes de lo que imaginan, se darán cuenta de que su Padre Celestial los conoce y los ama. Cuando sepan eso —cuando lo sepan de verdad—, su vida tendrá un propósito real, cobrará sentido de verdad, y se llenarán de gozo y paz (M. Russell Ballard, “El evangelio verdadero, puro y sencillo de Jesucristo”, Liahona, mayo de 2019, pág. 28).
El presidente Russell M. Nelson afirmó:
Mis queridos hermanos y hermanas, el gozo que sentimos tiene poco que ver con las circunstancias de nuestra vida, y tiene mucho que ver con el enfoque de nuestra vida.
Si centramos nuestra vida en el plan de salvación de Dios […], y en Jesucristo y Su evangelio, podemos sentir gozo independientemente de lo que esté sucediendo —o no esté sucediendo— en nuestra vida. El gozo proviene de Él, y gracias a Él. Él es la fuente de todo gozo. Lo sentimos en Navidad cuando cantamos “¡Regocijad! Jesús nació” [Himnos, nro. 123] y podemos sentirlo el resto del año. Para los Santos de los Últimos Días, ¡Jesucristo es gozo! (véase Russell M. Nelson, “El gozo y la supervivencia espiritual”, Liahona, noviembre de 2016, pág. 82).
2 Nefi 2:27. Escoger la libertad y la vida eterna
¿Por qué el tener albedrío y saber utilizarlo es tan importante para el Padre Celestial y Jesucristo?
El élder D. Todd Christofferson, del Cuórum de los Doce Apóstoles, explicó:
El hacer uso de nuestro albedrío para escoger la voluntad de Dios, y el no desfallecer aun cuando las cosas se ponen difíciles, no nos convertirá en títeres de Dios; nos hará semejantes a Él. Dios nos dio el albedrío y Jesús nos mostró cómo utilizarlo para que, con el tiempo, pudiéramos aprender lo que Ellos saben, hacer lo que Ellos hacen y llegar a ser lo que Ellos son (D. Todd Christofferson, “Moral Agency”, Ensign, junio de 2009, pág. 53).
¿Por qué el Señor nos da mandamientos y nos invita a utilizar nuestro albedrío para guardarlos?
El élder Robert D. Hales (1932–2017), del Cuórum de los Doce Apóstoles, declaró:
Los mandamientos no son una carga ni una restricción; el Señor nos ha dado cada uno de ellos para nuestro desarrollo y progreso. El profeta José Smith enseñó lo siguiente: “Dios ha proyectado nuestra felicidad […]. Él jamás […] instituirá ordenanza o dará mandamiento alguno a su pueblo que en su naturaleza no tenga por objeto adelantar esa felicidad que Él ha proyectado” (Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 313) (véase Robert D. Hales, “Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos”, Liahona, julio de 1996, págs. 38–39).